Ferrari ha decidido cambiar de estrategia. Si bien es cierto que los ingenieros están convencidos de haber encontrado el camino de desarrollo del SF-23, entonces es el momento de poner el máximo esfuerzo en mejorar el coche para ver de lo que realmente es capaz este monoplaza de color rojo.
En el Gran Premio de Canadá, el jefe del equipo, Fred Vasseur, habló de innovaciones técnicas que se llegarían carrera tras carrera, repartidas a lo largo del verano hasta Monza. Sin embargo, después de la última reunión realizada en Maranello, se ha comprimido el calendario para poder gastar todo el presupuesto destinado al desarrollo dentro del paréntesis que seguirá al Gran Premio de Bélgica.
Las señales positivas del Circuit Gilles-Villeneuve, más que el resultado final, sugieren que, después de muchos intentos, en Maranello han dado con la clave para hacer funcionar el SF-23, gracias en gran parte a abrir la ventana rendimiento de los neumáticos sin sufrir la degradación habitual, característica de los coches rojos desde hace varias temporadas
A su vez, ver que ciertas soluciones aerodinámicas que aparecieron en el Aston Martin AMR23 justo en el fin de semana de Canadá siguen una línea de desarrollo similar a la del nuevo Ferrari, ha dado todavía más la sensación de que los ingenieros dirigidos por Enrico Cardile van por el buen camino, razón por la que las nuevas piezas que ya están programadas llegarán al asfalto con antelación.
En el próximo Gran Premio de Austria, por ejemplo, parece que los italianos contarán con un nuevo suelo pensado para reducir el porpoising con un diseño tridimensional más complejo, así como con la anticipación de ciertas estrategias de motor en el apartado híbrido, que debería permitir una gestión menos «brusca» de la potencia eléctrica en aceleración para tener un empuje algo más adecuado al final de las rectas, yendo en la dirección de los métodos de Red Bull.
Maranello apuesta por una opción valiente, ya que el de Red Bull Ring será un fin de semana con formato al sprint, por lo que sólo habrá una sesión de entrenamientos antes de la calificación del mismo viernes y el equipo tendrá que asegurarse de llevar a la pista un coche que funcione a su máximo rendimiento desde el principio.
El recuerdo de la victoria de Charles Leclerc el año pasado en Austria, la última de Ferrari en la F1, es otro elemento que empuja a la los de Maranello a buscar la redención en esta pista, pero… ¿con qué objetivos? Obviamente nadie se atreve a hablar de victoria, desde luego, pero la esperanza sería pelear con Aston Martin y Mercedes, en busca de una remontada desde la cuarta posición del campeonato para un equipo que empezó el mundial convencido de que rivalizaría con Max Verstappen.
Mientras Vasseur trabaja en paralelo en el mercado técnico, Ferrari quiere volver a colocarse en una posición más acorde con su escudo a nivel competitivo, tras una primera parte del campeonato con multitud de errores.
Anticiparse a los acontecimientos debería tener dos efectos: primero, mejorar el rendimiento del SF-23; segundo, transferir todos los datos que puedan recoger al proyecto de 2024 para elevar el potencial con el que nacerá el coche del año próximo.
