¿Puede la F1 salvar los motores de combustión?

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Con Audi y Honda engrosando las filas de la F1 al comprometerse con la normativa sobre motores turbohíbridos alimentados de forma sostenible a partir de 2026, la importancia de lo que está ocurriendo va mucho más allá del espectáculo de tener a seis fabricantes de coches enfrentados en la pista.

De hecho, hay un panorama global más amplio en juego que bien podría dictar el futuro de los motores de los coches de carretera.

Tras la reciente decisión de Honda de dar un giro de 180 grados, no tardaron en surgir algunos mensajes clave sobre hacia dónde se dirige la F1 y lo que significa para los vehículos que vemos en las carreteras todos los días.

Evolución en la UE

Después de muchos años en los que los gobiernos han llevado a los fabricantes de automóviles y al público por un camino en el que se imponía un futuro totalmente eléctrico, el panorama ha ido cambiando en los últimos meses.

Si antes parecía que la prohibición europea de vender coches nuevos de gasolina y diésel a partir de 2035 marcaría el fin del motor de combustión interna, ahora las cosas no están tan claras.

A lo largo de la tramitación parlamentaria de la normativa europea, se han ido haciendo concesiones para obtener la aprobación necesaria de los distintos gobiernos.

Así, además de que los fabricantes de automóviles de bajo volumen pueden seguir vendiendo motores tradicionales, el gobierno alemán ha intervenido para garantizar una exención a los motores alimentados con e-combustible neutro en carbono.

Esta medida ha llevado al Gobierno italiano a buscar exenciones para los biocombustibles.

Ahora, gracias en parte a la participación de representantes de la F1, como Stefano Domenicali, CEO de la categoría, en los debates europeos para educar mejor a los responsables de la toma de decisiones, parece estar calando el mensaje de una respuesta más meditada.

Hace poco, el G7 reunido en Japón dejó claro el futuro que veía para los coches de carretera, y era el de su electrificación, no sólo eléctrica, e incluyendo el uso de combustibles.

En una declaración en la que esbozaban sus compromisos, las naciones del G7 afirmaban que querían: «Alcanzar el 100% de vehículos electrificados en las ventas de turismos nuevos para 2035; promover la infraestructura asociada y los combustibles sostenibles neutros en carbono, incluidos los biocombustibles y los combustibles sintéticos sostenibles».

Asimismo, cada vez se es más consciente de la huella de carbono del ciclo de vida de los vehículos eléctricos frente a los híbridos y los coches tradicionales, lo que demuestra que no hay pruebas claras de que los eléctricos sean mucho mejores.

Esto no significa que los fabricantes de automóviles vayan a abandonar de repente la transición a la electricidad en favor de motores más tradicionales.

Pero parece que se está abriendo paso un enfoque más sensato de la política y una realidad creciente de que el motor de combustión tiene futuro, sobre todo si se puede alimentar con combustible neutro en carbono.

Nuevas mentalidades

Incluso Honda, que hace tres años anunció que abandonaba la F1 debido a su cambio hacia los vehículos eléctricos, afirma que ahora tiene una mentalidad abierta sobre la futura dirección de los coches de carretera, aunque sus propios planes aún no hayan cambiado.

El mes pasado, cuando la compañía japonesa anunció su compromiso con Aston Martin para 2026Toshihiro Mibe, consejero delegado de Honda, afirmó que su empresa no podía ignorar la probabilidad de que el motor de combustión siga existiendo durante algún tiempo.

«Vamos a avanzar hacia la electrificación y, de momento, no tenemos un plan sobre el e-combustible», dijo.

«Pero en 2035, o 2040, si me preguntan si los coches que circulan por las calles no pueden funcionar con combustibles, es inimaginable. Creo que tendremos que estar preparados para los e-combustibles y la demanda que pueda haber. Pero el e-combustible también tiene sus problemas, como los costos».

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