BYD completó en tiempo récord uno de sus proyectos más ambiciosos: una flota marítima propia que le permite controlar su logística de exportaciones a nivel global. En menos de dos años, el fabricante asiático puso en operación ocho buques RoRo, especializados en el transporte de vehículos sobre ruedas. El más reciente, el BYD Jinan, se sumó oficialmente finalizando este septiembre y consolidando una capacidad de transporte superior al millón de automóviles anuales.
El primer navío de la serie, el BYD Explorer No. 1, había sido entregado en enero de 2024, dando inicio a un ambicioso plan de expansión marítima. Hoy, la flota ya está completa con los buques BYD Hefei, Changzhou, Shenzhen, Xi’an, Changsha, Zhengzhou y Jinan, que operan rutas hacia Europa, América y Asia. Con capacidades que oscilan entre 7.200 y 9.000 vehículos, cada barco RoRo puede cargar y descargar sin contenedores, optimizando tiempos y reduciendo costos.
Actualmente, varios de estos buques se encuentran en plena operación. El BYD Hefei está descargando vehículos en Europa antes de regresar a China; el BYD Xi’an tiene programada su llegada a Barcelona a finales de semana; y tanto el Shenzhen como el Changsha navegan rumbo al continente europeo.
Suceso extraordinario
Un hecho particularmente destacado ocurrió con el BYD Zhengzhou, que por primera vez transportó vehículos fabricados en Tailandia con volante a la derecha hacia el Reino Unido, antes de dirigirse a Bélgica. Según datos de MarineTraffic compartidos por el analista Felix Hamer, se trata de la primera exportación de BYD desde su nueva planta tailandesa.
Este movimiento tiene gran relevancia estratégica. Mientras los carros eléctricos producidos en China deben enfrentar un arancel compensatorio del 17% impuesto por la Unión Europea, además del 10% estándar, los vehículos fabricados en Tailandia están exentos de estas medidas. Esto le otorga a BYD una clara ventaja frente a la competencia y facilita su penetración en mercados clave.
Paralelamente, la empresa continúa expandiendo su huella productiva. El pasado 1 de julio, BYD inauguró oficialmente su fábrica en Brasil, donde ya salió de la línea de producción el primer hatchback Seagull. En Europa, la planta de Szeged, Hungría, se encuentra en construcción, aunque la producción masiva fue retrasada hasta 2026.
También está en marcha una planta en Pakistán, operativa en 2026, y una en Uzbekistán, donde ya comenzó la producción en 2024. Todas ellas funcionan bajo el esquema de kits de desmontaje, que permite ensamblar localmente vehículos importados en piezas desde China, asegurando el cumplimiento de normativas regionales y un mayor nivel de localización.
Conquista del mercado internacional
La urgencia de esta estrategia internacional se entiende al observar el mercado interno. En agosto, las ventas de BYD en China cayeron un 22% interanual, 284.005 unidades, mientras que en el extranjero crecieron un 157%, alcanzando 80.813 vehículos. Entre enero y septiembre de 2025, la compañía ya vendió 697.072 autos fuera de China, acercándose a su objetivo de un millón de unidades exportadas este mismo año. De hecho, el fabricante ha fijado como meta que el 20% de sus ventas en 2025 provenga de mercados internacionales.
El presidente de la compañía, Wang Chuanfu, ha señalado en reiteradas ocasiones que “BYD quiere ser un actor global, no solo un fabricante chino”, una visión que se materializa con esta flota y su expansión industrial. Analistas del sector destacan que la estrategia de la empresa “no solo amenaza el dominio de fabricantes europeos como Volkswagen, Renault y Stellantis, sino que también presiona a las estadounidenses Tesla y Ford a acelerar su transición hacia la electrificación”.
