Cuándo el Vocho amarillo se convirtió en un juego de golpes

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Quién no recuerda el juego del “Vocho”.

Las reglas del juego eran simples, pero terribles para quien no veía el vocho, sólo era cuestión de identificar el color y gritar ¡Vocho!, seguido de un golpe, pellizco, cachetada, patada o masacre de golpes, según el color que gritaras.

Según lo que se cuenta, este juego es originario de México y se replico en otros países de Latinoamérica, seguramente por el alto volumen de estos vehículos que circularon por las calles en los años 90.

El juego del Vocho, para la generación que vivió con taxis Vocho, limosinas Vocho, y seguramente, cuando era una regla de oro que un familiar tuviera un Vocho, para ellos, este juego era un modo de supervivencia con los amigos.

El grito del “Vocho amarillo” veía acompañado por un golpe en el brazo, el rojo por un pellizco, el verde con un piquete de ojos, el morado por una patada, aquí es cuando me imaginó que entre más raro el color más grave la golpiza.

Pero existían reglas que eran irrompibles, como después de dar el golpe en el brazo tenías que sobar, sino el que recibía el golpe tenía el derecho de regresarlo. Y como todo juego, podías salvarte del golpe con levantar los pulgares antes de recibir el puñetazo, esa era la señal de salvación. 

El famoso Vocho o escarabajo que surgió de la mente de Hitler, es un carro que aparece en la industria automotriz desde los años cuarenta y que a pesar de ser un modelo que se creía no iba a tener gran impacto, llegó a ser uno de los ejemplares más producido, transformado, renovado y rediseñado de toda la historia.

Sin duda, este carro dejó huella y uno que otro moretón en las generaciones que crecieron alrededor de este ejemplar automotriz, donde se aplicaba el “Vocho por Vocho, puñetazo por puñetazo”.

Cuéntanos si alguna vez jugaste este juego. 

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