La Inteligencia Artificial (IA) ha dejado de ser una promesa futurista para convertirse en una herramienta que redefine el presente, especialmente en el mundo laboral. En ese contexto, el empresario y filántropo Bill Gates sorprendió al anunciar que, para el año 2035, las jornadas laborales podrían reducirse a solo dos o tres días por semana.
Durante su participación en el programa The Tonight Show en Estados Unidos, el cofundador de Microsoft explicó que este cambio será posible gracias al avance de la automatización. La creciente capacidad de la IA para ejecutar tareas humanas con alta eficiencia permitirá mantener o incluso aumentar la productividad con menos horas de trabajo. “Las personas ya no serán necesarias para la mayoría de cosas”, declaró.
Gates aseguró que esta transformación requerirá una profunda reestructuración del modelo laboral, ya que la automatización no solo afectará trabajos repetitivos, sino también aquellos que tradicionalmente dependían de la intervención humana.
Menos trabajo humano, más sistemas inteligentes
El ritmo acelerado del desarrollo tecnológico ha ampliado las capacidades de la IA en diversos sectores, desde procesos industriales hasta servicios altamente especializados. Según Gates, esto obligará a redefinir los tipos de empleo y el uso del tiempo laboral. “Esta revolución tecnológica obligará a repensar no solo los tipos de empleo disponibles, sino también el modo en que se distribuye el tiempo de trabajo”, advirtió.
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Hoy en día, herramientas basadas en inteligencia artificial ya se utilizan para generar diagnósticos médicos más precisos y sistemas educativos personalizados. Estos avances ofrecen beneficios claros, pero también plantean desafíos sociales urgentes, especialmente en cuanto a la estabilidad laboral y la equidad en el acceso a nuevas oportunidades.
Expertos coinciden en que el potencial de esta tecnología no debe esconder los riesgos. Si no se diseñan políticas públicas enfocadas en la reconversión laboral, la educación continua y la protección social, millones de personas podrían quedar excluidas del mercado laboral.
¿Revolución deseable o riesgo inminente?
Aunque la idea de semanas laborales más cortas no es nueva, la irrupción de la IA le da un impulso sin precedentes. Gates plantea que, bien gestionada, esta revolución podría traducirse en una mejor calidad de vida, con menos estrés y más tiempo libre. Sin embargo, el optimismo debe ir acompañado de planificación y adaptación.
El desafío no reside únicamente en lo que la tecnología puede hacer, sino en cómo las sociedades se preparan para su implementación. Una transición mal gestionada podría agravar desigualdades ya existentes, sobre todo en países donde el acceso a la tecnología o a programas de actualización profesional sigue siendo limitado.
Gates concluyó con un mensaje que sintetiza tanto su visión como su advertencia: “Las personas ya no serán necesarias para la mayoría de cosas”. Esta frase resume el dilema central que enfrenta el mundo actual: aprovechar los beneficios de la automatización sin dejar a nadie atrás.