Espectacular Volvo FH16

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Una vez más, desde Reino Unido nos llega una decoración de una de las grandes entregas cinematográficas hollywoodienses, como fuera James Bond, ahora es el turno de “La Jungla de Cristal”.

Cinco películas componen la saga que se inició en 1988 basada en la novela “Nada dura para siempre”, del escritor enmarcado en el género de misterio y suspense Roderick Thorp, quien pudo ver los tres primeros éxitos en taquilla que su novela inició antes de morir en 1999.

Para completar la estampa, la empresa afincada en la población de Altrincham, del Reino Unido, especializada en el reciclado industrial de metal, J. Davidson, ha escogido un flamante Volvo FH16 de 750 CV Euro 6 y ha confiado en el talento de Matt Pennycott para homenajear una de las colecciones de películas de acción más taquilleras de la industria cinematográfica de los 90.

Aunque para entrar en la historia del cine como un auténtico héroe, algo destartalado y desaliñado, no podía hacerlo sin grandes villanos que dieran la talla, como los interpretados por Alan Rickman en el papel de Hans Gruber, o Jeremy Irons como el hermano mayor, Simon Gruber.

Aun así, Willis también se vio arropado por un bonachón Reginald VelJohnson, como sargento Al Powell, al teléfono durante la primera película, o un Samuel L. Jackson, como el malhumorado vendedor de Harlem, Zeus Carver, en la tercera.

Una saga que celebró en 2013 su 25 aniversario con un último film: “La Jungla: Un buen día para morir”, donde padre e hijo, John y Jack McClane, se enfrentan a la mafia rusa.

Lo mires por donde lo mires, pocos espacios han quedado libres de la mano del aerógrafo de Pennycott, quien se tomó su tiempo y se recreó en escenas y personajes de este imponente Volvo.

Mientras Willis predomina en todos los laterales del camión y la trasera, sus compañeros de reparto de las distintas entregas aparecen en un lateral: los hermanos Gruber, junto al sargento Powell, con la imagen del edificio Nakatomi Plaza de la primera película y el avión secuestrado de la segunda.

En el otro lateral, el paisaje lo marcan los edificios soviéticos como coprotagonistas del agente de policía de Nueva York, McClane.

En el lateral puede leerse la cita: “El hombre equivocado, en el lugar equivocado, en el momento equivocado”, que precisamente es lo que siempre le pasa al protagonista y que se repite en varios de los films, aunque otros añadirían que “nada pasa por casualidad”.

Una de las peculiaridades de los camiones decorados británicos es que rara vez se limita la aerografía a la superficie de la cabina. Muy a menudo, las extensiones del paisaje se extienden aquí y allá y en piezas atípicas del vehículo.

De este modo, vemos que las alas, por ejemplo, aglutinan algunos de los personajes, así como la cubierta del chasis, con un Willis envejecido pero a todo color, con una penetrante e intensa mirada.

El FH ofrece de salida una excelente estampa, así que los Davidson no han creído conveniente sobrecargar el conjunto. Unos leds aquí y allá, junto con los focos, son suficientes para rematar la imagen de este gigante de 750 CV de potencia, que ni puede ni quiere pasar desapercibido. Como diría el protagonista: “Yippee Ki Yay” y hasta la próxima entrega.

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