Andrea ama lo que vive y vive lo que ama. A paso sigiloso, va modelando en pellizcos reales y palpables todos los sueños de aquella niña que, tirada en el suelo del comedor, inventaba carreras súper emocionantes entre sus cochecitos, motos y camiones.
Mientras a lo lejos una Bratz, la única muñeca que entraba en casa, miraba la escena esperando su turno, turno que pocas veces llegaba, para jugar con la pequeña Andrea.
Para la más joven de nuestras camioneras, en el ímpetu del esfuerzo reside la alegría del logro.
Su férrea voluntad ejerció de fuerza motriz para esta joven, única en su familia en conducir un camión, cuya alegría vital se asienta en que lo que ideó primero y lo que finalmente obró, siempre se complementó en armonía.

A sus 22 añitos, no resulta sencillo convocar recuerdos camioneros para una mujer que con 20 se sacó el CAP (con la mejor nota de los quince que eran en clase), se fogueó de primeras con un rígido Scania P 370, y con 21 años y 8 meses empezó a llevar un tráiler para la firma Carreras Grupo Logístico.
“Lo primero que conduje fue un Scania R 450 – nos dice, con su voz de timbre sutil y reposado –, pero enseguida me confiaron el Renault T 520 que veis aquí.
Estoy muy contenta en Carreras, porque siento que una confianza mutua se consolida cada día. Es una empresa grande con una flota propia de cientos y cientos de camiones, pero tiene también un punto social que me gusta, ayudando a entidades relacionadas con la salud, la educación, etc.

Espero estar aquí mucho tiempo, aunque en 6 u 8 años – nos confía, sonrisa en ristre – desearía ser madre y quizás estar una temporada larguita en tareas más ligadas a la oficina. Sería una manera de conciliar por un tiempo trabajo y maternidad, pero siempre con la idea de retornar al volante del camión”.
Con qué naturalidad congrega nuestra joven protagonista en torno a una misma mesa deseos y realidades.
De torera a camionera
Con un Grado Medio en Comercio y Marketing, Andrea trabajó varios años como conductora de carretillas para Carreras y otras empresas, antes de tener la edad para obtener el permiso de camión.

Ya con el mismo aprobado, y a la espera de la tarjeta para el tacógrafo con la que llevar el primer rígido que mencionamos unas líneas antes, acompañó durante un par de meses a su marido, Diego.
“Él llevaba una grúa de asistencia en carretera y a su lado apliqué esos primeros pasos tan necesarios para ir congeniando con el asfalto. Luego, ya sola con el camión – confiesa –, aprendí pronto que con una buena actitud, no hay día malo al volante”.
A pesar de reconocerse aún como una humilde novel, Andrea se define como una persona resuelta y confiada al volante.
“En una ocasión– nos relata la anécdota – me adelanté a un colega aparcando con la que se define como maniobra inglesa, que es una manera ciertamente difícil de acular el tráiler, pues estacionas a contramano, sin ver el remolque.

Soy decidida con el volante, pero aún no me veo con ánimos de hacer una hipotética ruta internacional. Por el momento lo veo demasiado exigente. No sé si en ello debe influir también mi edad”.
La juventud de García Cano es imposible que no salga recurrentemente a la conversación, pues deben contarse con los dedos de una mano las mujeres que a su edad ejercen de camioneras profesionales.
“Mis compañeros me tratan de maravilla, y no soy de las que se molesten porque alguien quiera echarme una mano.

Sí me incomoda – reconoce Andrea –, o al menos me cansa, el llegar a un sitio y que me pregunten ‘¿Dónde está el chófer?’. Sé que no está dicho de mala fe, y entiendo que mi cara es muy juvenil, pero ya no corren tiempos de tener tan preconcebido que el que lleva el camión ha de ser un conductor”.
Andrea, algo consustancial a nuestros días, interpela a unos cuantos miles de personas desde su “andreatruckergirl”, de Tik Tok, espacio en el que da visibilidad al transporte en clave de mujer.
Ahí puede verse que muchas chicas (también chicos), desde adolescentes hasta treintañeras; la tienen como uno de sus referentes para entrar algún día en el mundo del camión.
Espera Andrea no tardar mucho en estudiar para la obtención de un Grado Superior de Logística y Transporte, pues también se imagina por periodos como Jefa de Tráfico, y en la empresa Carreras ya le han dado ánimos para ello.
De momento, el balonmano, al que dedica varios días a la semana, es el complemento lúdico a su oficio, aunque también fantasea con sacarle la quinta rueda a un camión y equiparlo para hacer viajes de ocio en familia.