La artista Lionia Singh, afincada en Melbourne, dibuja rostros de todo el mundo en busca del equilibrio adecuado entre curiosidad y entendimiento. Hablamos con ella sobre la veracidad del momento, la inspiración en la armonía de los extremos y las excursiones familiares en el Porsche Cayenne.
Dar un paseo por el barrio de Brunswick, a las afueras de Melbourne, supone recorrer las diversas culturas que lo pueblan. Lionia, que pide expresamente que la llamemos por su nombre de pila, llegó allí a los 10 años de edad. Tres años antes, sus padres habían emigrado con ella y sus dos hermanos a Australia, donde primero se asentaron en Sídney. Hoy, con 46 años y dos hijos adolescentes, recuerda su infancia en Portugal.

“Vivíamos en Salvaterra, una pequeña ciudad del interior. Mis primas y primos vivían en la misma calle y nos pasábamos el día fuera jugando o soltándonos de una cuerda al río. Teníamos una maravillosa sensación de libertad”. Al principio, cuando llegó a Australia todo le resultó extraño, todavía no hablaba inglés y se sentía aislada. Pero, más tarde, en Brunswick dejó de estar sola. Allí encontró amigos de la más diversa procedencia geográfica y social. “Polacos, griegos, italianos, paquistaníes… nos visitábamos los unos a los otros, probábamos las comidas de nuestros respectivos países y aprendíamos sus costumbres”. Estas vivencias han dejado huella en Lionia: “Me han inspirado para la serie Faces of the World”.

Enamorada del Cayenne
A estos retratos de gran formato que plasman rostros de mirada intensa les debe la fama. Con ellos consigue transportar al observador a diferentes mundos como por efecto de magia.
En la actualidad vive y trabaja en el barrio de Sandringham, también en las afueras de Melbourne. Algo más al sur, en Black Rock, Bayside, abrió en 2020 Lionia’s art showroom. Queda de camino a otro de sus lugares favoritos: la península de Mornington. Bordeamos la bahía en su Porsche Cayenne negro. Sentada al volante comenta: «Cada día me vuelvo a enamorar de los bellos detalles del automóvil y disfruto de esta sensación totalmente relajada de conducir. Nos gusta hacer largas excursiones familiares, y hasta nuestro perro se encuentra muy a gusto en el Cayenne».
Ya de niña, Lionia pasaba muchas horas dibujando y coleccionando fotos de revistas de moda en un álbum que aún hoy conserva. “Todavía puedo sumergirme en ese mundo”, dice con nostalgia. Tras finalizar sus estudios en la prestigiosa Escuela de Moda del Royal Melbourne Institute of Technology, creó junto con una amiga la marca de ropa Steflion, distribuida en numerosos comercios y representada en la Semana de la Moda Australiana. Pero tras un tiempo, otros derroteros la llevaron a Europa, donde pasó un año viviendo en Londres con quien hoy es su marido.
Allí encontró un inspirador trabajo como asesora de estilo e imagen en la entonces incipiente Net-A-Porter, una plataforma de comercio online de marcas de moda que en aquel entonces apenas contaba con 30 empleados y que hoy se ha convertido en un gigante con una facturación de miles de millones. “Lo que he experimentado en el mundo de la moda me sirve ahora en el arte. Al fin y al cabo, la moda supone una declaración de intenciones, lo que juega un papel fundamental en mis obras. Y en el ámbito de la moda también aprendí el imponente efecto de los colores”, declara Lionia.

En 2005, la pareja regresó a Melbourne. Los continuos viajes y el estrés asociado al sector de la moda no eran compatibles con la vida familiar. Sus hijos y un sueño hicieron que Lionia volviera a dedicarse al dibujo. “Mis hijos únicamente veían en mí a una madre pendiente de ellos, pero yo también les quería transmitir algo de mi vida anterior. Entonces me vi en sueños de viaje por el mundo descubriendo otras culturas y pintando grandes cuadros, y me di cuenta de que eso era lo que quería hacer”.
Los rostros revelan la procedencia. “Con mis pinturas quiero contribuir a desechar ideas preconcebidas y a animar a la gente a interesarse por otras formas de vida”, manifiesta la artista.

Pintura centrada en los pueblos indígenas
Hizo un retrato de la estrella internacional de cine Salma Hayek inspirado en su papel de la artista mexicana Frida Kahlo en la película ‘Frida’ (2002). En sus pinturas se sigue reconociendo el trazo estilizado propio del mundo de la moda, que le permite transmitir la fragilidad del ser humano. Su foco de atención se centra en los pueblos indígenas: niños aborígenes, mujeres maoríes, miembros de culturas tribales de África o Bali. El resultado son impresionantes obras hiperrealistas y llenas de fantasía que reflejan el anhelo de Lionia por obtener un entendimiento profundo del mundo.
Admira a Coco Chanel y a Frida Kahlo, dos mujeres cuyo estilo y propósito no podrían parecer más contrapuestos. Pero en el mundo estético de Lionia, sus dos musas armonizan. “Coco Chanel era esencialmente minimalista. Su lema era: ‘Antes de salir, mírate al espejo y quítate algo’. Frida Kahlo, por el contrario, era muy propensa a recargar sus cuadros y dotarlos de mucho colorido. Hallar la armonía entre los extremos resulta para mí increíblemente inspirador”. Lionia domina la perspectiva clásica, pero tiende a lo poco convencional y eso, a la larga, no encajaba en el comercial mundo de la moda.
Cuando empezó a pintar en 2015, su propósito era enviar un mensaje contra la discriminación de la población indígena. Más tarde donó una parte de su colección Faces a la organización humanitaria World Vision Australia. “Ante lo desconocido, la gente tiende a sentir recelo, pero mi bagaje multicultural me ha enseñado que, en el fondo, todos anhelamos lo mismo”.
Apoyo de Porsche
Porsche Australia secundó su proyecto Faces of the World con exposiciones. Sus calendarios artísticos han tenido un gran éxito, y ya está lista una edición de lujo encuadernada en cuero. Ahora, Lionia está preparada para emprender nuevos caminos. En sus últimos trabajos la espiritualidad desempeña un papel aún más importante. “Me interesa la evolución de nuestra alma y lo que nos puede enseñar la vida”, afirma. Nos encontramos ante las Golden Lessons. Esta obra de gran formato al estilo de una pintura mural es el retrato de una mujer llorando. A pesar de su intensidad, su imagen provoca también reacciones positivas. “La cuestión que aquí se plantea es: ‘Estás llorando, pero ¿has aprendido algo de esta experiencia?’”, explica Lionia. “A veces, la vida te da una ‘lección de oro’”. En otra de sus obras, un corazón rodea el ojo de una mujer.

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El observador se pregunta: ¿Es pura fachada el símbolo del amor? ¿Qué se esconde detrás? “Puedes juzgar instintivamente una situación con tan solo mirar a alguien a los ojos”, asegura Lionia. “Captas la vulnerabilidad y veracidad del momento, buscas el equilibrio adecuado entre curiosidad y conocimiento. Los ojos no mienten. Por eso desempeñan un papel tan importante en mi obra”.