Los fabricantes consideran casi imposible alcanzar los objetivos de CO2 de 2030

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Los fabricantes de vehículos consideran que los objetivos de CO2 para 2030 son misión casi imposible. Para alcanzarlos se necesitaría una infraestructura de siete millones de cargadores para coches eléctricos en territorio europeo frente a los poco más de 200.000 disponibles en la actualidad.

El director general de la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles –ACEA–, Eric-Mark Huitema, ha tachado de «poco realistas» los objetivos de restricción de dióxido de carbono –CO2– que Jan Huitema, encargado por la Comisión de Medio Ambiente del Parlamento Europeo –ENVI–, propone para 2030. Según declara, la propuesta de la comisión de reducir el 55% de las emisiones de CO2 para 2030 respecto a los valores de 2021 sería posible únicamente con un incremento exponencial de la infraestructura de recarga eléctrica. Según el informe de la comisión de Jan Huitema es necesario aumentar el número de cargadores en 3,9 millones, una cifra demasiado optimista para Eric-Mark, que sube ese número hasta los siete millones. De igual forma señala que, en la actualidad, sólo contamos con 200.000.

Eric-Mark ha destacado que es importante que el reglamento sobre el CO2 y la propuesta de reglamento sobre la infraestructura –AFIR–, estén relacionados y que cualquier cambio de objetivos esté directamente ligado a ellos. Tal y como apunta, ya resulta casi imposible acercarse a los objetivos de 2025, por lo que la ACEA y la Comisión están de acuerdo en que deben mantenerse sin cambios. No así con los objetivos de 2030, que cree Jan Huitema se pueden mejorar.

En referencia a la reducción al 100% de las emisiones de CO2 para 2035, el director general de la ACEA cree que debería de revisarse en 2028 y proporcionar una información y garantía clara acerca de la disposición real de la infraestructura necesaria. «Si los ambiciosos objetivos de CO2 no van acompañados de objetivos realistas de despliegue de infraestructuras, o si su calendario no se ajusta a lo que es posible en la práctica, el impacto social y económico de una transición mal gestionada hacia una movilidad sin emisiones de carbono será enorme», declaró Eric-Mark. «Es esencial que los responsables de la toma de decisiones de la UE sean plenamente conscientes de que deben acordar un paquete de medidas coherente, en particular para reducir la divergencia entre el nivel de ambición de los objetivos de CO2 y de infraestructura», ha sentenciado.

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PROBEMAS DE UNA ELECTRIFICACIÓN ACELERADA

El director general de la ACEA entiende que los objetivos de CO2 para 2030 son misión casi imposible porque el informe de la comisión no tiene en cuenta el impacto que tiene en los ciudadanos una electrificación acelerada. Señala así que éstos «corren el riesgo de enfrentarse a la pobreza de la movilidad si los coches se vuelven demasiado caros. Además, debido a los actuales problemas de la cadena de suministro, y a la incapacidad de Europa para producirlos a nivel nacional, no es posible que la fabricación de vehículos satisfaga la demanda de los consumidores». 

En relación a estos problemas de movilidad señala que los responsables políticos deben hacer más para garantizar que ningún país o ciudadano se quede atrás y entiende que, en caso contrario, si entraran en vigor objetivos de CO2 poco realistas o prohibiciones de circulación prematuras de facto, muchos menos europeos podrán adaptarse a las nuevas normativas. Para ello insiste en que «es necesario que los vehículos de cero emisiones sean asequibles y estén al alcance de todos».

Eric-Mark considera que estos objetivos tan poco realistas tampoco dan a los fabricantes de automóviles ni a sus proveedores, entre los que se encuentran muchas pymes, la posibilidad de adaptarse a tiempo para evitar grandes pérdidas de empleo. Según señala, la reducción de emisiones de CO2 a cero «acelerará la transformación estructural de toda la cadena de valor del automóvil, lo que tendrá un gran impacto en la economía y el empleo, por lo que se requerirá un plan de transición justa, algo que todavía no existe; y que podría generar problemas de empleo». La industria automovilística de la UE realiza actualmente grandes inversiones y apuesta por nuevas tecnologías para que la movilidad sin emisiones de carbono para 2050 sea real y efectiva.

Desde ACEA se insiste en que no se trata de que la industria desafíe ese objetivo, sino que simplemente se quiere llegar a él de la manera más eficiente: Así subrayan que «no podemos arriesgarnos a perder el apoyo de los ciudadanos haciendo que la movilidad personal sea inasequible para muchos europeos».

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