Chrysler y sus planes de electrificación

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La electrificación es un cambio de paradigma que se avecina a a cada uno los niveles de la automoción, desde los pequeños utilitarios hasta los más vitaminados de los ‘muscle car’. Chrysler es una marca reconocida por motorizar América, una de los tres gigantes del país. En el año 2007 prácticamente ninguna marca se preocupaba por el devenir eléctrico, pero irónicamente, Chrysler, imagen y tópcio de la Detroit más clásica, sorprendió al anunciar la creación de una submarca centrada 100% en la electrificación denominada ENVI.  

Ahora bajo el paraguas de Stellantis, el conglomerado formado por las marcas de PSA y el Grupo Fiat, parece que Chrysler quiere retornar a la palestra del mercado mundial aprovechando la conversión a la propulsión 100% eléctrica. Para ello mostró al mundo el Airflow Concept en el marco del CES de Las Vegas. El prototipo cuenta con una potencia de 400 caballos, tracción total, arquitectura de 800 voltios y conducción autónoma de nivel 3, y se espera en el mercado para el año 2028.

Curiosamente, ese año coincidirá con el 20 aniversario del anuncio de la creación por parte de Chrysler de la submarca eléctrica ENVI –de ‘ENVIronment’, medio ambiente en inglés– cuya intención fue la de abrazar una nueva forma de movilidad frente al aumento de los precios de los combustibles, previo todavía a la recesión económica mundial de aquel año.

La submarca iba a tener la libertad de operar como tal en el futuro si tenía éxito, más allá de una mera división de Chrysler o un departamento de investigación, y estaría a cargo de Lou Rhodes, al mando hasta aquel entonces de la rama dedicada a vehículos conceptuales de la marca.

Sus primeros frutos se desvelaron en el Salón del Automóvil de Detroit de 2008, con tres concept car de filosofía claramente distinta: el Dodge Zeo, un coupé de aspiraciones claramente deportivas, tracción trasera, 268 caballos y una autonomía estimada de 400 kilómetros.

En segundo lugar nos encontrábamos el ecoVoyager, una más que plausible y futura reinterpretación del conocido monovolumen americano, en esta ocasión con una carrocería redondeada en todo su conjunto y un tren motriz que recurría a un motor eléctrico de 270 CV que podía estar alimentado tanto por una pila de combustible como un pack de baterías. Se anunciaba una autonomía de 483 kilómetros.

Finalmente, un modelo que llegado a nuestros días ya es una realidad, si salvamos las distancias: un Jeep Renegade con un esquema híbrido enchufable formado por un motor Diesel y una batería con el que podía circular hasta unos 60 kilómetros en modo cero emisiones.

A lo largo del año siguiente se presentaron otros modelos de características similares, como un Jeep Wrangler de autonomía extendida con motor eléctrico de 270 CV, un pequeño generador de gasolina y autonomía de 640 kilómetros, un Patriot 100% eléctrico de 200 caballos y tracción delantera y hasta un potencial competidor para el Tesla Roadster, con plataforma Lotus y que tomó el nombre de Dodge Circuit, con 270 caballos y autonomía máxima de 320 kilómetros.

Por si fuera poco con este aluvión de modelos electrificados, desde la firma americana se apuntaba a la llegada al mercado de su primer modelo eléctrico para la temporada siguiente, 2010, con unas optimistas previsiones de medio millón de unidades vendidas para el año 2013.

Por desgracia, la crisis económica global que estalló por entocnces se cebó especialmente con las marcas americanas más tradicionales como General Motors o la propia Chrysler, y a pesar de una inyección de capital por parte del gobierno de más de 20.000 millones de euros a las arcas de las mencionadas marcas, Chrysler no tuvo más remedio que verse absorbida en abril de 2009 por el conglomerado de Fiat para poder subsistir.

Los italianos no tuvieron reparos en disolver el proyecto ENVI, alejarse de la electrificación masiva e integrar el grueso de este equipo para el desarrollo de coches de calle. Y curiosamente, se podría decir que los responsables del proyecto acertaron en cierta manera con los plazos que prometieron, pues el primer lanzamiento comercial de un vehículo eléctrico por parte de Fiat–Chrysler fue en febrero de 2010… con la Fiat Doblò EV, furgoneta que estrenaba nueva generación. Se caracterizaba por un motor eléctrico de 111 caballos y una autonomía a plena carga de 210 kilómetros gracias a una batería de 30 kilovatios hora.

No cabe duda de que la revolución eléctrica de Chrysler fue una gran idea en un momento equivocado. No es difícil ni descabellado imaginarse el enorme éxito del que gozaría la marca a día de hoy si hubiese continuado expandiendo el desarrollo en esta vía de la electrificación hasta el día de hoy, aventajándose en más de un lustro al resto de las marcas, en un escenario ciertamente similar del que gozó Tesla.

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