KTM enfrenta uno de los momentos más críticos de su historia. La compañía motociclística, con sede en Mattighofen, se vio obligada a detener por completo su producción en diciembre de 2024 debido a un exceso de inventario: 130.000 unidades sin vender, según GP One, y una severa crisis financiera.
Aunque intentó reactivar parcialmente las operaciones en marzo, la falta de componentes y la insolvencia de la empresa han llevado a una nueva paralización este 28 de abril. El panorama es desalentador, pues KTM ingresó en procedimiento de insolvencia en noviembre pasado, con una deuda que supera los 1.800 millones de euros (7,68 billones de pesos colombianos).
De acuerdo con el plan presentado a los acreedores, la compañía solo podrá pagar el 30% de sus obligaciones, siempre y cuando se apruebe el acuerdo antes del 23 de mayo de 2025. Y es que la situación se agrava por los retrasos en la entrega de componentes. Algunas piezas provenientes de Asia tardan hasta un año en llegar. Entre tanto, los proveedores europeos enfrentan demoras de más de 20 semanas. Así mismo, muchos exigen pagos anticipados, lo que complica aún más la logística.

Un salvavidas
En un intento por salvar la empresa, Bajaj Auto, accionista indio de KTM, inyectó 150 millones de euros (640 mil millones de pesos) en abril. Sin embargo, el resto del rescate financiero, 600 millones de euros necesarios, sigue sin confirmarse, lo que ha obligado a Pierer Mobility AG, matriz de KTM, a posponer decisiones clave.
Por todo lo anterior y para evitar despidos masivos, KTM implementó jornadas reducidas de 30 horas semanales y recortes salariales hasta el 31 de julio. Actualmente, solo hay inventario para ensamblar 4.200 motocicletas, y no hay certeza sobre cuándo llegarán más piezas.
La reactivación total de las cuatro líneas de producción está proyectada para finales de julio, aunque la fecha podría extenderse si persisten los problemas de suministro. Mientras tanto, las marcas del grupo Husqvarna y GasGas también enfrentan incertidumbre.

Por lo pronto, se puede evidenciar que la situación de KTM refleja los desafíos que enfrenta la industria automotriz global: inflación, problemas en la cadena de suministro y mercados volátiles.