Mantenimiento de los discos de freno

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Los frenos forman una parte esencial en el sistema de conducción de un vehículo. La conducción y la seguridad de ese vehículo depende en gran parte del estado en el que se encuentran los frenos. Unos de los principales componentes responsables de que el sistema de frenado funcione adecuadamente en un coche son los discos de freno, los cuales deben encontrarse en buen estado para asegurar siempre un frenado óptimo.

Los discos de freno son la superficie sobre la que las pastillas de freno presionan en el momento en que el conductor presiona el pedal. Esa presión de las pastillas sobre el disco genera una fricción que hace que las ruedas del coche frenen. Debido a este funcionamiento, los discos de freno se van desgastando poco a poco y es necesario sustituirlos de forma regular.

La frecuencia con la que hay que cambiar estos discos depende mucho de las condiciones en las que se conduce el coche, por ejemplo, conducir en ciudad desgasta más los frenos que el hacerlo por carretera, así como un estilo de conducción más agresivo provoca un desgaste mucho mayor de estos componentes. Sin embargo, en términos generales, es posible decir que los discos de freno deben ser sustituidos cada dos cambios de pastillas, los que en el caso de los delanteros suele ser aproximadamente 120.000 kilómetros y en los traseros 240.000 kilómetros.

Al ser un componente que tiene una función esencial en el frenado del coche, es imprescindible asegurarse de que se encuentran en buen estado y sustituirlos en cuanto se detecte que se han desgastado demasiado. En caso de que estos discos no estén en buenas condiciones, la distancia de frenado del coche se verá afectada y en casos más graves puede llegar a provocar que el sistema de frenado deje de funcionar, con el peligro que eso conlleva.

Existe una amplia variedad de discos de freno en el mercado actualmente. Por eso, lo primero que hay que hacer es asegurarse de que los discos sean compatibles con el vehículo. Una vez lo hayamos confirmado, existen varios tipos diferentes de disco con diferentes características.

Los discos de freno ventilados poseen unas ranuras en el disco que permiten disipar el calor que se provoca al frenar. Estos discos suelen utilizarse para el eje delantero, mientras que en el eje trasero suele ser más común utilizar discos no ventilados. Los discos de freno perforados son discos de freno que presentan perforaciones en el propio disco, gracias a estas perforaciones es posible evacuar mejor el agua y el calor. También existen discos de freno de alto contenido en carbono, lo cuales están fabricados con un porcentaje más alto de carbono en comparación a los frenos convencionales. Gracias a ello este tipo de discos presenta una mayor resistencia a la abrasión. Por último los discos de freno de cerámica son los discos más caros. A cambio, son muy estables y ofrecen una gran resistencia al calor y una vida útil muy larga.

Una vez conocidos los diferentes tipos de discos de freno, será posible elegir los más adecuados dependiendo del tipo de uso que se les vaya a dar.

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