Carlos Sainz está considerando seriamente la posibilidad de presentar su candidatura a la presidencia de la FIA en las próximas elecciones, que se celebrarán antes de que termine este año 2025. Una noticia de altísimo calado para el deporte, por la dignidad del cargo y el bagaje del candidato.

«Estoy considerado seriamente esa posibilidad», ha confirmado el laureado piloto madrileño. Varias personalidades del mundo del motor le han sondeado sobre dicha posibilidad, lo que le ha llevado a considerar la conveniencia de la candidatura. De hecho, recientemente ha recibido la llamada de sectores importantes del deporte «que me están empujando a que dé este paso».
Sainz ha destacado desde siempre por ser una persona prudente, reflexiva, trabajadora, de las que no da puntada sin hilo. Tiene un bien ganado respeto dentro y fuera de las pistas, además de una dilatada experiencia como empresario. Su afilada inteligencia ha sido clave también para mantenerse deportivamente al más alto nivel. Y se le han despertado las ganas. Que se lo hayan propuesto lo toma, sin duda, como un reconocimiento al trabajo realizado y el prestigio acumulado en el deporte del motor. Reconoce que sería el broche de oro una larguísima trayectoria como piloto.

«El mundo del motor siempre ha sido mi vida, mi pasión durante más de cuatro décadas. Lo sigue siendo. Este deporte me lo ha dado todo y puede que haya llegado el momento de devolverle parte de lo que he recibido a lo largo de tantos años», ha dicho Carlos con su habitual pausa. Pero también está la razón, y lo tiene claro: «Antes de dar el paso hay que valorar los apoyos que pudiera tener y contar con las personas adecuadas para formar un gran equipo».
De momento, lo que sí nos ha aclarado Sainz es que su participación en el Dakar 2026 «podría solaparse» con una posible elección presidencial y que no habría incompatibilidad alguna, una vez consultados los órganos clave. Mucho más difícil sería seguir corriendo a partir de esa cita, pero Carlos estaría dispuesto incluso a colgar el casco en ese caso, algo tan histórico como la consecución de la presidencia que le forzaría a hacerlo. De la misma manera, el hecho de que su hijo Carlos sea piloto de Fórmula 1 tampoco altera la «absoluta confianza» que tanto la categoría como la Federación le han mostrado ante un eventual conflicto de intereses.
UNA ENORME EXPERIENCIA PARA UN GRAN RETO
Carlos Sainz sabe a lo que se enfrenta en el campo deportivo. Conoce bien los entresijos de la F1, donde su hijo, Carlos, está compitiendo desde hace una década y es una de las figuras protagonistas de la especialidad. Obviamente, es una figura experta en los rallies y el sector del rally-raid por haberlo vivido de primera mano, pero también ha recorrido la escalera del karting y un buen número de categorías de monoplazas al lado de su hijo, como su más eficaz consejero. E incluso conoce la otra problemática en la que la FIA tiene competencias, la de movilidad, no en vano ha sido miembro de la junta del RACC.

Llegados a este punto conviene señalar que, en los últimos tiempos, ha surgido una oposición creciente al actual presidente Mohammed Ben Sulayen. Sus adversarios, como ha sido el caso de su ex vicepresidente Robert Reid, le atribuyen una gestión personalista, con un cierto carácter autoritario, reticente a la oposición, rasgos que contrastan con los que preconizaba cuando presentó su candidatura, vencedora en 2021.
Ben Sulayem, de 63 años –curiosamente, tan sólo cinco meses mayor que Carlos Sainz– vive desde hace años un notable enfrentamiento con la Fórmula 1 y sus máximos dirigentes. Por su lado, el Mundial de Rallies atraviesa una fase preagónica y diversos expertos atribuyen la buena salud de WEC y Dakar más al trabajo de los promotores de ambos campeonatos que al empeño federativo.
La próxima Asamblea General de la FIA y las elecciones a la presidencia están muy próximas. El 12 de diciembre de este año, en Tashkent –Uzbekistán– está prevista la cita. Ben Sulayem está llevando a cabo una campaña con su presencia en un buen número de actos en diversos países tanto de África como en América Latina o Asia, feudos clave en su elección presidencial hace cuatro años.
Cabe recordar que son un total de 250 las entidades con derecho a voto de 140 países, entre las cuales no sólo hay federaciones deportivas, sino también clubes de automóvil nacionales. En el caso español, además de la Real Federación Española de Automovilismo, destacan el Real Automóvil Club de España –RACE– y el Real Automóvil Club de Catalunya –RACC–. Al menos, las dos primeras entidades han estado muy cercanas a Mohammed ben Sulayem en su camino a la presidencia y primer mandato.

La FIA es una estructura de ámbito mundial y con una poderosa influencia en el deporte y la movilidad, especialmente desde que en 1993 absorbió la antigua FISA –Federación Internacional del Deporte del Automóvil–. En toda su historia, que incluye la de la AIACR –la asociación primigenia que derivó en la actual federación– la institución ha contado con 12 presidentes.