Miami marca el camino de la F1

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Miami es el mejor ejemplo de lo que es la Fórmula 1 en la actualidad y hacia donde van los tiros en el futuro a corto y medio plazo. Ganan todos, organizadores sobre todo, y las carreras no pierden demasiado, que es lo que quieren fans y pilotos. Pero el show engorda por todos lados.

Porque el Gran Premio de Miami es un éxito rotundo sin ser el mejor circuito, ni el mejor clima, ni el mejor escenario para los vips, pero está todo vendido. 6000 de esos vips han pagado 12.000 euros por cabeza (cuatro veces más que Azerbaiyán, el doble que Montmeló), cuando el año pasado recibieron un trato impropio de esas entradas: apenas palomitas y hamburguesas para comer, con agua caliente.

Pero no hubo quejas profundas. Tampoco por los atascos en el interior del trazado o los puentes colapsados: lo han vuelto a vender todo. Han ensanchado un poco esos puentes y cambiado de empresa de catering para comer por lo que pagan y aunque los que vinieron no repiten (sobre todo europeos habituados al refinamiento y lujo de los paddock club clásicos), se quedaron tantos fuera que lo han vuelto a llenar.

De hecho aún hay un selecto grupo de supervips, a los que se lleva dentro del circuito, incluso ocupando espacios hasta entonces sagrados para los fotógrafos, que los espantan como moscas, y acaban viendo la carrera en el muro. Hay que aprovechar el tirón y hacer caja con todo, y si hay que hacer un calendario caótico para viajar más y que así DHL gane dinero (monta y desmonta boxes, hace el transporte por carretera y avión… y lo pagan los equipos), pues se hace.

Una de las gradas vip del circuito
Una de las gradas vip del circuito

Una de las gradas vip del circuito de Miami.

Pocas quejas, soluciones rápidas

Los pilotos y equipos sí se quejaron de que el ‘paddock‘, ese espacio en el que se cruzan pilotos, vips, a veces algo de público, prensa y patrocinadores, era estrecho e incómodo. Pues solución, meter esos hospitalitys ni más ni menos que dentro del Hard Rock Stadium. Allí hay espacio de sobra, los invitados y famosos tienen tiempo y sitio para hacer sus ‘performances’ con los pilotos, y todos contentos.

¿Cesped artificial? Bien, ¿agua falsa con barcos sobre sujecciones? En realidad es una exposición de barcos, no un puerto, pero eso solo se critica desde fuera. Aquí la panorámica aérea es sensacional, como ocurre en Bakú o Jeddah, que con la luz de las fuentes y los drones bien enfocados, parecen escenarios de las mil y una noches.

VIPS corriendo hacia el pit wall (tras pagar una ingente cantidad de dinero). Foto RVRACINGPRESS

Han tomado buena nota Madrid, Seúl, Barranquilla y varios nuevos escenarios que ya saben exáctamente lo que se les pide. Y más de 40 kilos claro (en Arabia rondan los 100), porque en Miami el pacto con el colectivo indígena seminola, que gestiona los Hard Rock en todo el mundo (además de casinos) impide saber el montante total, que tampoco debe andar muy lejos.

Hacia ahí es donde va la F1, a más público, con grandes espacios urbanos, espectaculares vistas por los puntos neurálgicos de la ciudad, gente yendo y viniendo, disfrutando, como en Miami, más de show que de las carreras, del ambiente y no del DRS. Vin Diesel, el actor, dando un paseo y grabando una escena para su última película y quizás se deje caer Brad Pitt. La música y los conciertos, los bares cercanos, las zonas para fans, los juegos y las atracciones, y al final del día, las carreras. Le guste o no a Verstappen, que se ha convertido en el defensor a ultranza de lo clásico.

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