Poco a poco la parrilla 2023 se va configurando y sólo queda un asiento apetecible, el del compañero de Esteban Ocon en Alpine, que parece predestinado, reservado –’paga y señal’ incluidas– para Oscar Piastri.
Los cuatro equipos grandes ya tienen sus alineaciones a punto desde hace tiempo y también Aston Martin tiene su alineación decidida.
Quedan seis plazas libres sobre el papel. Es la teoría, pero la práctica indica que son menos. Hay asientos que si aún no tienen dueño es por falta de anuncio oficial, pero están reservados.
Guanyu Zhou debería seguir en Alfa Romeo. Un piloco chino va de maravilla a la estrategia de futuro de Alfa y, además, aporta apoyos y patrocinios. Mick Schumacher debería seguir en Haas, aunque le gustaría ‘volar’; sus últimos resultados avalan la continuidad y no hay muchos lugares a los que ir.
La incógnita es saber si Yuki Tsunoda seguirá con AlphaTauri. No es un problema de rapidez sino de madurez; al japonés le está costando encontrar consistencia y regularidad y muchas veces el corazón le hace cometer excesos. La decisión de AlphaTauri –Red Bull, al fin y al cabo– hace que Williams esté en ‘stand-by’ porque la repesca de Alex Albon parece lo más natural si Tsunoda no siguiera. Es una ecuación complicada si en el horizonte estuviera una compra del equipo por parte de Honda, hipótesis poco probable pero no descartable.
De lo que haga Albon puede depender quizás la continuidad de Nicholas Latifi, en peligro si el tailandés se queda porque a Williams le gustaría contar con Nyck de Vries.
Puestas así las cosas, no parece que haya más de un par de asientos libres para 2023. Felipe Drugovich, Logan Sargeant o Théo Pourchaire, que parecen los protagonistas de Fórmula 2, llaman a la puerta, pero deberán armarse de paciencia.
¿Sorpresas? Puede haberlas, claro. Por ejemplo, una salida de Daniel Ricciardo de McLaren en aras de un estadounidense, hipótesis que Daniel no contempla de ninguna manera –tiene contrato en vigor– pero cosas más sorprendentes se han visto en Fórmula 1.
