La navegación casi siempre ha sido importante en el Dakar

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La navegación ha vuelto a tener un papel fundamental en el Dakar, ya lo tuvo en los primeros 15 años, cuando el GPS no existía y se navegaba con la brújula y el compás, de hecho, los mejores no dudaron en llamar a navegantes de regatas transoceánicas para que los acompañaran, y era tanto o más importante no perderse que otras cosas. Sobre todo, cuando te decían ‘Rumbo Sur total durante 60 kilómetros’… Porque tienes que evitar piedras, baches… Poco a poco te desvías y el copiloto debe devolverte siempre a la buena ruta.

En una ocasión medio Dakar quedó perdido y extraviado en el Tenere. En otra ocasión, Juan Porcar fue el único que halló el acceso al mítico Paso Nega y Auriol, que le siguió, ganó la etapa. Las imágenes de grupos de pilotos dando vueltas o de algún piloto montado en su moto o en el coche de un lugareño para que les mostrará la pista se hicieron míticas.

En África, ser más rápido equivalía a minutos ganados. Pero un error de navegación podía costar horas. Los adelantos técnicos restaron importancia a la navegación. Los mayores equipos tenían en el campamento a expertos navegantes que con la ayuda de imágenes del satélite hacían ‘roadbooks’ detalladísimos. Pero en Sudamérica, la navegación perdió total interés -pese a que en ocasiones hubo extravíos-, por la tipología del terreno. Año tras año, los organizadores apelaban a un retorno de la importancia de la navegación, pero no lo conseguían.

El retorno a la arena, aunque fuera en Arabia, a un espacio abierto, junto a las limitaciones en el uso del GPS y el hecho de ofrecer el rutómetro sólo minutos antes de la salida e idéntico para todos, ha hecho que recobre interés la navegación.

Fue precisamente la navegación lo que provocó el divorcio entre Loeb y Elena, porque fue una de las exigencias de David Richards a la hora de renovar con el francés.

Lo que nunca había sucedido era una debacle tan grande como la de este año en los inicios de la prueba, que la deja casi vista para sentencia, justo en el inicio. Sólo en el París-Tripoli-Dakar sucedió algo similar, pero no por navegación, sino por unas grandes dunas catedral que atraparon a la mitad de los participantes.

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