Mercedes y Red Bull Racing se enzarzaron en una intensa batalla por ambos títulos mundiales en la temporada 2021, sin embargo, en esa contienda, la marca alemana decidió interrumpir relativamente pronto el desarrollo del W12 y trasladar su atención a 2022, mientras que Red Bull, con Max Verstappen, se proclamó campeón del mundo entre los pilotos tras un desarrollo más largo del RB16B.
Esto daba a pensar que Mercedes estuviera en una mejor posición a principios de 2022, pero nada más lejos de la realidad. Red Bull ha ganado 12 de sus primeras 16 carreras y se encamina rápidamente hacia los dos títulos mundiales, mientras que Mercedes, por el contrario, aún no ha ganado ninguna competencia este año.
Para el jefe de equipo de Red Bull, Christian Horner, esto sigue siendo algo sorprendente. «Sí, porque cambiaron muy pronto el enfoque. Dijeron bastante sobre sacrificar el campeonato del año pasado para empezar a trabajar en su coche para 2022 muy pronto», dijo Horner al podcast Beyond the Grid.
«Cuando se presentó su coche, especialmente con esta actualización, parecía tan radicalmente diferente que la expectativa era que Mercedes volviera a ser tan dominante como hemos visto antes. Evidentemente, les dolió que les ganaran el año pasado y esperábamos que quisieran vengarse este año. Así que es bastante sorprendente que después de su dominio de los últimos ocho años, no hayan ganado un Gran Premio en 2022».
Antes del comienzo de la temporada, todavía había dudas en Red Bull sobre si el RB18 sería lo suficientemente bueno después de que el enfoque se cambiara tarde en la temporada pasada. Esas dudas se han disipado con creces dado el transcurso de la temporada y el radical concepto de Mercedes, cero sidepods, que no resultó como esperaba.
«La primera pregunta era si era legal porque es una interpretación totalmente diferente. Por supuesto que sí», dijo Horner sobre lo primero que pensó tras ver los radicales sidepods de Mercedes. «Luego, con bastante rapidez, los chicos de aquí se convencieron de que no funcionaría dentro de la arquitectura que habíamos creado. Así que por dentro había confianza en que habíamos ido por el camino correcto. En cuanto llegaron los tiempos del test de Bahréin y se vieron los coches en la pista, no parecía que tuvieran un cohete o que nos hubiéramos perdido algo fundamental», finalizó.
