François Provost, nuevo CEO de Renault Group, confirmó que desde 2026 todos los vehículos eléctricos existentes de la marca pasarán a incorporar baterías de tipo LFP (litio-ferrofosfato), más económicas que las usadas hasta ahora basadas en NCM (níquel, cobalto, manganeso).
Esta transición incluye no solo los carros ya anunciados como el Twingo, Renault 5 y Renault 4, sino incluso modelos de mayor volumen y prestigio como los Mégane y Scénic. Provost declaró que “el año que viene, tendremos una segunda batería, LFP, en todos los autos Renault existentes. No conozco muchos fabricantes no chinos capaces de hacerlo en Europa”.
En 2024, Renault ya había iniciado el plan para integrar esta tecnología a través de Ampere, su división eléctrica, con partnerships clave con LG Energy Solution y CATL. Uno de los acuerdos más relevantes es el firmado con LG Energy Solution para suministrar baterías LFP tipo pouch a Ampere durante cinco años, entre finales de 2025 y 2030. Estas con una capacidad total de unos 39 GWh, suficientes para ensamblar alrededor de 590.000 vehículos eléctricos. Estas baterías se fabricarán en la planta de LG en Polonia.
Menor costo y mayor competitividad
Es de resaltar que Ampere también impulsa la adopción de la tecnología CTP (Cell-to-Pack), que permite empaquetar más celdas en un volumen dado y mejora la eficiencia térmica, el costo y la densidad energética. Esa tecnología ya se contempla junto a la química LFP para mejorar la competitividad.
Este cambio no es meramente técnico, sino estratégico, pues Renault se ha fijado como meta una reducción de costos del 40 % en sus autos eléctricos para el periodo 2023-2028. Así, el precio de las baterías jugará un rol protagonista en ese objetivo.
Analistas indican además que, entre los vehículos eléctricos de segmento C (compactos como Mégane y Scénic), la reducción del costo se sustentará en baterías más baratas, plataformas optimizadas, mejoras en tren motriz y componentes, así como eficiencias en logística y manufactura.
También se plantea introducir arquitecturas de 800 voltios en la segunda generación de compactos eléctricos del grupo (Mégane, Scénic, y los futuros Austral y Rafale), lo que permitirá velocidades de carga muy altas, estimadas para pasar del 15 % al 80 % en unos 15 minutos. Esto representaría un salto tecnológico importante similar al que ya se ve en marcas chinas y otros competidores premium.
¿Carros más baratos?
Por otro lado, aunque está confirmado que los modelos básicos, Twingo, Renault 5, Renaul 4, y los nuevos vehículos eléctricos de entrada contarán con esta química más barata, no está claro aún si Renault aprovechará esta transición para bajar los precios al consumidor.
En declaraciones recientes, se ha señalado que en ocasiones los fabricantes reducen costos internamente pero mantienen los precios finales para preservar márgenes. Por lo que habrá que esperar hasta finales de año o principios de 2026 para ver si la gama eléctrica de Renault se vuelve más accesible como resultado directo de esta estrategia.
Este movimiento se produce en un contexto en el que las baterías LFP han ganado terreno muy rápidamente en el mercado global, sobre todo gracias a la industria china, que ha abaratado los costos de producción, ha reducido la dependencia del cobalto y ha ofrecido mejoras en seguridad y durabilidad. Renault, por su parte, da un paso ambicioso para ponerse a la altura de competidores tanto europeos como asiáticos que ya están implementando masivamente estas tecnologías.
